LA AFRENTA OLVIDADA

 LAS ESCUELAS TACNEÑAS EN LA RESISTENCIA  

Juvenal Ordóñez Salazar (*) Un capítulo de la “chilenización” que impuso la invasión militar chilena en la provincia cautiva de Tacna 20070406204516-nacionalistas.jpgtacna1.JPG 
 

El 29 de agosto de cada año los peruanos conmemoramos uno de los capítulos más sombríos de nuestra historia: el fin de 50 años de cautiverio de Tacna en manos del militarismo chileno y su retorno a la Patria en 1929. A propósito de esta fecha, publicamos a continuación un capítulo del libro “La afrenta olvidada, Memoria para las nuevas generaciones”(*), publicada al alimón por el congresista Juvenal Ordóñez Salazar y José Guillermo Guevara Torres, que recuerda cómo los invasores trataron de castrar la peruanidad de los habitantes de la provincia cautiva. Los autores advierten en la introducción de la obra que se trata de no olvidar la historia para que nunca más se vuelva a repetir. (NdeR) En su libro La Escuela Peruana en Tacna- 1793-1907- Págs. 44 a 56, Carlos Alberto González Marín proporciona valioso material al respecto. El 9 de enero de 1879 empezó a funcionar el Colegio de la Independencia en Tacna y cuando el 5 de abril se declaró la guerra se formaron en la Alameda más de dos mil voluntarios al mando de Enrique Salked, conjunto que serviría de base para la formación de los diferentes batallones como los Artesanos de Tacna y Los Granaderos de Tacna. El entonces alumno Pedro Quina Castañón dejó oír su voz desde el balcón de la Municipalidad en contra del “derecho de conquista” proclamado por Chile, ante una multitud de tres mil personas indignadas. En 1880 empezó a funcionar el Colegio Francés de Madame Ana Duhuison en la Calle Dos de Mayo, entre cuyas alumnas estaba Zoila Sabel Cáceres, de importante protagonismo años más tarde. El 9 de junio, días después de la cruenta batalla del Morro de Arica, la alumna tacneña Clara Henríquez, de diecisiete años de edad, se movilizó hasta el Morro buscando los restos del Coronel Inclán. Se entrevistó con Juan José Vildoso, asistente de Inclán, que estaba prisionero, quien le mostró el Pabellón Nacional que ondeó en la Carpa de Estado Mayor de Bolognesi, mantenido oculto. La joven guardó el símbolo patrio en su cuerpo y lo extrajo subrepticiamente, entregándolo cuarenta años después al Museo Nacional. En 1897, la tacneña Perfecta Heredia Viuda de Taillac, regresó de Santiago de Chile a Tacna, después de enviudar, evitando que sus cuatro hijos hicieran el servicio militar. Fundó el Liceo Santa Rosa, donde se educaría otro importante grupo de mujeres tacneñas. Ese mismo año, Adolfo Mena fundó el Instituto de Educación Popular con el propósito de alfabetizar a los indígenas de Tarata y Charaña. El 14 de setiembre de 1897 el pueblo tacneño erigió un monumento a Francisco de Paula González Vigil Yáñez, patricio del liberalismo tacneño, excomulgado repetidas veces por la iglesia, a pesar de su condición de sacerdote, gestor y pionero de la educación para las mujeres y las clases populares. González Vigil manejó en su doctrina liberal educativa muchos argumentos bastante adelantados para la época, a cuyo marco conceptual de laicismo y mesocracia respondieron todas las escuelas abiertas en la ciudad en los años posteriores, las mismas que fueran clausuradas por la chilenización “canalla”. La fundación casi consecutiva de centros escolares a cargo de tacneños o extranjeros de fe tacneña, en el fondo funcionó como una macro estrategia de resistencia y peruanización sostenida, que rindió sus frutos en el cautiverio, dando sustento al patriotismo local, entendido como forma de cultura estructurada sobre la base de sentimientos, afectos memoria y racionalidad. El determinante rol de la mujer tacneña en los años de la chilenización “cortés” y “canalla” se debió, en gran medida, a la calidad de su escolaridad, y en el caso de muchas de ellas, a su horizontalidad con relación a los varones, porque además, algunos centros educativos eran mixtos, situación infrecuente en la época. Como parte integrante de la cultura local tacneña, tenemos que admitir las influencias de axiologías lejanas que llegaron al valle a través de sucesivas presencias demográficas de minorías europeas, asiáticas, africanas y otras, que dada la dimensión poblacional y espacial de Tacna, fueron gravitantes en esa noción de horizontalidad entre hombres y mujeres, creando en las mentalidades la ausencia de xenofobia, racismo y exclusión. En 1890, se fundó el Colegio de la Inmaculada Concepción, bajo la dirección de Melchora Olivera y el asesoramiento de María Cieza. En este centro se educaron una serie de tacneños que cumplieron importantes roles en la resistencia, incluyendo a Ángela Fernández de Simpson, que en la época pre-plebiscitaria trajo desde Santiago a cuatro de sus hijos fingiéndolos chilenos para engrosar las listas patrióticas. De otro lado, como una manera de afianzar los soportes subjetivos del patriotismo, el Congreso de la República creó en el Colegio de Nuestra Señora de Guadalupe de Lima, cuatro becas completas para jóvenes tacneños. Uno de aquellos beneficiarios fue Jorge Basadre. El 24 de mayo de 1893 –en el Círculo Vigil- se llevó a cabo otro acto de unidad tacneña y fortalecimiento patriótico. Con el objeto de colocar una placa recordatoria en la Casa de Francisco Antonio de Zela, se congregaron la Asociación Patriótica de Carpinteros, delegados y directores de los colegios de Tacna, La Sociedad Peruana, Sociedad de Artesanos, Sociedad de Enfardeladores, Talia Tacneña y la Sociedad Peruana de Beneficencia. La placa fue colocada el 28 de julio de ese año en un acto multitudinario que convocó a pobladores de Tacna y Arica. En 1895, las montoneras de Nicolás de Piérola tomaron el poder y el caudillo designó al poeta tacneño Modesto Molina, hombre de su confianza, encargado de organizar las escuelas peruanas en territorio cautivo. Al finalizar su tarea quedaron establecidas 18 nuevas escuelas en Arica, Tacna y Tarata. En el informe que elevó al Ministerio de Educación manifestó que en Tacna y Arica funcionaban 32 escuelas de uno y otro sexo, a las que asistían 1,400 niños, siendo 260 chilenos y 1,140 peruanos. Asimismo, el 27 de noviembre, al celebrarse el triunfo peruano en la batalla de Tarapacá, el pueblo tacneño se congregó una vez más para reafirmar la unidad afectiva en torno del territorio. Un 12 de marzo del mismo año –al iniciarse las labores- en el Colegio Peruano de Instrucción, una serie de señoritas tacneñas organizaron una velada en el Teatro Municipal en homenaje a América y Europa, generándose otra oportunidad de unidad tacneña frente al ocupante. En 1896, se fundó la Sociedad Católica de Instrucción y Auxilios Mutuos de Señoras, similar a la Sociedad de Artesanos, congregando a una vasta lista de mujeres tacneñas que resistieron los embates chilenizadores. Fueron las mismas que en el año 1881 formaron la Sociedad de Señoras para trabajar, resolviendo como voluntarias una serie de problemas humanos y sociales derivados directamente de las batallas de Arica y del Alto de la Alianza. A punto de finalizar el siglo -en 1899- algunos pabellones chilenos ondeaban en los edificios públicos, pero en los pagos de Pocollay, Humo, Calana, Pachía, Palca y Para, flameaban también banderas peruanas y los estudiantes se prepararon para un multitudinario desfile de antorchas. La manifestación fue liderada por una enorme bandera confeccionada por las damas tacneñas organizadas en sus asociaciones. No debe olvidarse que Ramón Castilla, el 5 de julio de 1843, ingresó a Tacna con un tambor, diez hombres y dos asistentes, después de cruentas batallas desgastadoras, pero de inmediato reconstruyó su ejército a pedido del pueblo tacneño, decidido a emprender la última fase caudillista y asumir la presidencia por primera vez, dando fundación al Perú Jurídico. En aquella epopeya las damas tacneñas colaboraron confeccionando ropas, uniformes, aditamentos y banderas, de modo que el oficio femenino tacneño de confeccionar símbolos utilitarios no era nuevo. El 9 de febrero de 1900, el Intendente Francisco Palacios conminó a cada director de escuela o colegio a declarar por escrito si su establecimiento era gratuito o no –y si era el caso- señalar quién pagaba sus servicios. El objetivo era demostrar que el gobierno peruano tenía injerencia en la educación tacneña. Igualmente, el Intendente informó a sus superiores que en las escuelas tacneñas se enseñaba a odiar a Chile. El 14 de mayo de 1900, las escuelas peruanas recibieron el Oficio Nº 85, disponiendo que en el plazo de 24 horas “cesen sus funciones y cierren los planteles de enseñanza peruana en territorio chileno”. (Ministerio de Relaciones Exteriores. Documentos relativos al plebiscito de Tacna y Arica: Escuelas Peruanas. T. I Págs., 39 y 40). 

(*) Editado por el Congreso de la República, agosto 2008. Ediciones “Historia presente”. 

http://www.larazon.com.pe/online/indice.asp?tfi=LREspecial01&td=28&tm=08&ta=2008  

PATRIOTICAMENTE DR. LUIS ANTONIO, ROMERO YAHUACHI